Índice de contenidos
Edificios, herramientas, vehículos… son muchos los ámbitos donde es necesaria la utilización de materiales robustos y duraderos como, por ejemplo, los metales. La mayoría de ellos reaccionan con el oxígeno formando una capa de óxido en la superficie. Dependiendo del tipo de metal, esto puede provocar que sus componentes se vuelvan inestables y frágiles. Por suerte, esto se puede contrarrestar con una limpieza y cuidado periódicos. Aquí le explicamos cómo se produce la corrosión y qué métodos y remedios, algunos caseros, son los más adecuados para limpiar los distintos metales.
¿Cómo se deslustran y oxidan las superficies?
El hecho de que las superficies metálicas pierdan brillo y color o se oxiden se debe, como su nombre indica, a una reacción química llamada oxidación. Cuando un elemento entra en contacto con otro elemento (el llamado oxidante), cede electrones y cambia así su estado. Para muchos metales, el oxidante es el oxígeno, pero también puede producirse con otros elementos químicos, como el carbono, el azufre o el hidrógeno; la oxidación no siempre es algo perjudicial.
La oxidación no siempre es perjudicial
Dependiendo del tipo de metal, la oxidación no implica, necesariamente, un efecto negativo. En el caso de los metales no ferrosos como el aluminio, el zinc o el cromo, la capa de óxido tiene incluso un efecto especialmente resistente a la corrosión, ya que funciona como protector y evita una mayor descomposición. Esto a veces se provoca de manera intencionada para que los componentes se vuelvan especialmente duraderos, como es el caso del aluminio anodizado. Lo mismo ocurre con el cobre y sus aleaciones (por ejemplo, el bronce o el latón). Al entrar en contacto con el dióxido de carbono y el azufre del aire, se genera sobre ellos una pátina verde, que suele llamarse coloquialmente cardenillo o verdín. La pátina que se forma naturalmente en estas piezas no es soluble en agua y las protege eficazmente de la corrosión y el desgaste. En química, el verdín se conoce como acetato de cobre, y en el laboratorio se produce por una reacción artificial del cobre y el ácido acético.
El óxido y su efecto negativo en los metales ferrosos
El óxido se convierte en un problema cuando se produce la corrosión. Los metales ferrosos reaccionan de forma sensible cuando entran en contacto con el agua y el oxígeno, desarrollándose un óxido poroso que, debido a sus propiedades electroquímicas, descompone el material. Esto hace que el óxido se «coma» literalmente los componentes ferrosos y destruya, en este proceso, el material. Es por este motivo que, en cuanto se detectan los primeros rastros de óxido, hay que limpiarlo rápidamente para detener el proceso.
No solo la oxidación provoca la decoloración de los metales. Así pues, el agua con cal, el aceite y la grasa o el hollín también pueden desencadenar reacciones químicas y dejar antiestéticas manchas que conducen a la corrosión de algunos metales. No obstante, en algunos casos se pueden eliminar estas decoloraciones fácilmente con el limpiador de metales adecuado.
¿Qué remedios caseros utilizar para limpiar el metal deslucido?
Hay varias maneras de conseguir que el metal deslucido vuelva a brillar y de eliminar las señales de decoloración u óxido. La mayoría de los métodos se basan en la inversión de la reacción (electro)química que se ha producido previamente. Los métodos mecánicos en los que se retira parte de la superficie y se vuelve a sellar (como se hace con la madera) raramente pueden aplicarse al metal. Sin embargo, esto suele ser necesario solo en casos muy inusuales, ya que el tratamiento con un limpiador de metales adecuado o con simples remedios caseros suele funcionar bien. En esta tabla le mostramos los más habituales.
Ejemplo de metal | Producto limpiador | Aplicación y consejos |
---|---|---|
• aluminio • cobre • acero inoxidable | • líquido de base ácida Los siguientes remedios caseros también son adecuados: • vinagre • zumo de limón • bicarbonato de sodio • refresco de cola | • Mezclar el producto elegido con agua caliente. • Limpiar generosamente con la mezcla las superficies afectadas. |
• estaño | • solución detergente, por ejemplo, agua con un jabón suave • lavavajillas | • Dejar que el líquido actúe sobre la zona afectada. |
• zinc | • agua • para la suciedad intensa: alcohol isopropílico | • El zinc se utiliza principalmente para objetos cotidianos, como las herramientas de jardín o los canalones. • Por eso es importante cuidar bien la protección natural anticorrosión de la pátina. |
• plata | • zumo de limón y sal • Sumergir en agua hirviendo | • Sumergir la plata en el líquido. • Añadir un metal menos noble al líquido (por ejemplo, papel de aluminio). • Asegúrese de que hay suficiente ventilación, ya que el dióxido de azufre disuelto desprende un olor fuerte. |
Cuando limpie o pula el metal, asegúrese de evitar los limpiadores con partículas abrasivas, los cepillos duros y las esponjas domésticas rasposas, ya que dejarían arañazos claramente visibles en las superficies delicadas. Lo mejor es utilizar paños de limpieza suaves de algodón o microfibra.
Instrucciones: cómo quitar el óxido del metal
Con esta guía paso a paso, puede hacer que los metales deslustrados vuelvan a brillar:
- Eliminar la suciedad gruesa
Primero hay que limpiar la superficie metálica. Utilice un cepillo suave o un paño para eliminar el óxido, el polvo y cualquier otra señal de suciedad. Presione lo menos posible para que las partículas no dejen arañazos en el metal.
- Remojar el metal oxidado
Dependiendo del tamaño, rocíe generosamente las partes oxidadas con el limpiador de su elección o sumerja completamente el objeto en un baño de agua con solución limpiadora. Deje actuar al limpiador durante unos 10 o 15 minutos para que la capa de óxido se disuelva por completo.
- Aclarar con agua
A continuación, aclare el metal con agua limpia durante unos minutos para que no queden restos del productos limpiador.
- Limpiar el metal
A continuación, frote el metal en seco con un paño adecuado y compruebe si la suciedad ha desaparecido por completo. Si no es así, repita el tratamiento con el limpiador.
- Pulir el metal
Finalmente, puede hacer que el metal vuelva a brillar. Para ello, existen pastas para pulido especiales. Si se trata de objetos domésticos cotidianos, también se pueden pulir con remedios caseros como, por ejemplo, la pasta de dientes para el bronce, la cáscara de limón para el acero inoxidable o una mezcla de vinagre, harina y sal para el aluminio.
Limpieza de metales para uso profesional
En los talleres o en la construcción, no se puede llegar muy lejos con los remedios caseros. Además, en este tipo de actividades raramente se usan metales sin tratar, ya que las superficies suelen estar adicionalmente galvanizadas en caliente, cromadas, plateadas o recubiertas de polvo para aumentar la protección contra la corrosión y la resistencia de los componentes y las máquinas. En estos casos, puede utilizar un equipo potente, como una hidrolimpiadora, para una limpieza a fondo. En el caso de las superficies pintadas, asegúrese de que la presión del agua no sea demasiado alta.
Si se necesita una limpieza especialmente exhaustiva (por ejemplo, para eliminar los residuos de producción o abrasión del material), un limpiador ultrasónico para metales es la mejor opción. Permite eliminar los residuos más resistentes incluso en lugares de difícil acceso. Las vibraciones de alta frecuencia del aparato provocan fluctuaciones de presión tan fuertes que las partículas de suciedad se eliminan por completo al cabo de unos minutos.
Mantenimiento del metal y prevención contra la corrosión
Limpiar aluminio y cobre muy oxidados o eliminar el óxido de los metales ferrosos es un trabajo muy pesado. La mejor manera de evitarlo es con prevención y limpiando periódicamente todos los aparatos y superficies metálicas. Realice una limpieza a fondo cada seis meses aproximadamente y tras ella impregne las superficies metálicas con un producto adecuado.
Para ello, existen productos especiales para todo tipo de metales con un efecto repelente de la suciedad y que, en caso necesario, proporcionan una protección adicional contra el óxido y la corrosión. Además, debe eliminar regularmente la suciedad de las superficies y comprobar si están dañadas para poder contrarrestar inmediatamente cualquier deterioro.
Preguntas frecuentes sobre limpiar metal
El hecho de que las superficies metálicas pierdan brillo o color o se oxiden se debe a una reacción química, la oxidación. Según el tipo de metal, la oxidación puede tener un efecto negativo o protector. Los metales no ferrosos, como el aluminio puro o el zinc, se vuelven especialmente resistentes a la corrosión gracias a la capa de óxido. Sólo se convierte en un problema cuando la oxidación favorece la corrosión, como es el caso del hierro y sus aleaciones, por ejemplo. Al entrar en contacto con el agua y el oxígeno, se forma óxido poroso, que favorece la corrosión debido a sus propiedades electroquímicas.
Para evitar que el proceso avance y corroa poco a poco el material, es importante que elimine rápidamente los primeros signos de óxido. Esto le permitirá mantener sus metales en condiciones estables durante mucho tiempo y alargará su durabilidad.
Hay varias maneras de hacer que el metal deslucido vuelva a brillar y de eliminar la decoloración. La mayoría se basan en la inversión de la reacción (electro)química que se ha producido previamente. A menudo, con el tratamiento con simples remedios caseros se obtiene el resultado deseado.
Para limpiar el aluminio, el cobre o el acero inoxidable oxidados, se necesita un líquido de base ácida. Los remedios caseros como el vinagre, el zumo de limón, el bicarbonato de sodio o los refrescos de cola, mezclados con agua caliente son suficientes para tratar las superficies afectadas.
• El estaño oxidado puede limpiarse con una solución detergente. Basta con añadir un poco de jabón suave o detergente líquido al agua tibia y dejar la mezcla en la zona afectada.
• El zinc se utiliza principalmente para objetos cotidianos, como las herramientas de jardín o canalones. Por esta razón, es importante cuidar la protección natural de la pátina contra la corrosión. Las manchas de suciedad solo deben eliminarse con agua; para la suciedad más intensa, se puede utilizar un poco de alcohol isopropílico.
• Si la plata está deslustrada, se puede poner en agua hirviendo con un poco de zumo de limón y sal, añadiendo, además, un metal menos noble (por ejemplo, papel de aluminio) para aglutinar las partículas disueltas. Asegúrese de que hay suficiente ventilación, ya que el dióxido de azufre disuelto desprende un fuerte olor.
No utilice limpiadores con partículas abrasivas, cepillos duros ni esponjas domésticas rasposas, ya que dejan arañazos claramente visibles en las superficies sensibles. Lo mejor son los paños de limpieza suaves de algodón o microfibra.
Para ello, existen pastas para pulido especiales. Si se trata de objetos domésticos cotidianos, también se pueden pulir con remedios caseros como pasta de dientes (para el bronce), cáscara de limón (para el acero inoxidable) o una mezcla de vinagre, harina y sal (para el aluminio).
Fuente de la imagen:
gettyimages.de – Photoboyko